Antaño debió ser una preciosa casa, con tres plantas y sótano, rodeada de vegetación y situada en un lugar privilegiado. Actualmente, una estructura que poco a poco va siendo pasto de gamberros y grafiteros, y de la cual ya solo quedan las paredes. Los suelos de las plantas superiores van cayendo, y ya no es posible el acceso a las plantas superiores.
La vivienda está rodeada de una leyenda negra, con un fatal desenlace para los que fueron sus habitantes, no obstante, no hay documentos que lo certifiquen.
Se dice que en la casa vivía un matrimonio con sus tres hijos (dos de ellos gemelos, y una niña más pequeña) y el perro. Cuentan que era una familia normal, pero que el padre empezó a enloquecer, los celos lo dominaban y creía que su esposa le era infiel. su trastorno le hizo llegar a creer, incluso, que sus propios hijos conspiraban contra él.
Un día cogió la escopeta y mató a su mujer, posteriormente se dirigió a la habitación de la pequeña y le arrebató la vida de un disparo en la cabeza. Los gemelos, al ver a su madre y hermana muertas, intentaron detener al padre, pero acabaron degollados en la bañera. Dicen que el perro ladraba, en señal de auxilio, pero su suerte no fue mejor, y acabó estampado contra una de las paredes del sótano...
Cuando el hombre se serenó y se dio cuenta de lo que había hecho se suicidó, dejando una nota antes, en la que daba a entender que no era dueño de sus actos y que algo lo había incitado a matar a su familia.
Además de la leyenda negra, también se cuenta que en la casa se han llevado a cabo numerosos rituales y que se ha practicado la ouija con bastante asiduidad.
Óscar J. Escobar
Raquel Martínez Gutiérrez
Tania Ortega
Óskar Higueras
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