La vivienda, pese a su deterioro, no deja de asombrarnos con sus numerosos detalles, dejando lugar a la imaginación para entrever lo que fue una vida ostentosa y llena de lujo entre sus paredes.
En su exterior preside una gran fachada de estilo neoclásico con abundantes y grandes ventanales decorados, e incluso dos gárgolas que parecen vigías del acceso principal.
Lo que fueron grandes jardines, estanques artificiales y una gran piscina en forma de riñón, ahora se presentan como una gran extensión de maleza y vegetación alta con difícil acceso.
Ya dentro, aún se pueden apreciar algunos detalles del salón, como las molduras del techo donde colgaban las lámparas y la cara de expresión inquietante que decora la chimenea.
En el piso superior encontramos un gran número de habitaciones que aparecen a lo largo de interminables pasillos, e incluso una pequeña capilla.